16 de julio de 2014

El Hombre de Arena por Lars Kepler




Editorial: Planeta
Nº de páginas: 560
Género: novela negra
1ª Edición: abril 2014











Jurek Walter es considerado uno de los asesinos en serie más peligrosos y mortales de la historia. La policía nunca ha podido resolver sus crímenes ni dar con sus víctimas. Pero cuando trece años después, el joven Mikael Kohler-Frost, una de las víctimas secuestradas por Walter y que ahora tiene 23 años, aparece una noche, gravemente desnutrido y desconcertado, caminando por unas vías de tren en plena nevada, el comisario Joona Linna y su equipo no dudan en retomar el caso decididos a darle máxima prioridad. Mikael afirma que su hermana, también secuestrada, sigue viva.

Linna está ahora más convencido que nunca de que Walter ha contado siempre con un colaborador; pero en esos momentos se encuentra en un callejón sin salida. La única opción viable para desenmascarar al cómplice es que alguien hable directamente con el temible asesino. Pero éste no teme el dolor de las torturas y psicológicamente tiene una fortaleza de hierro, así que deciden infiltrar a la agente Saga Bauer en el módulo de seguridad del psiquiátrico con la misión de ganarse la confianza de Walter y descubrir la identidad de su sicario.

El duelo entre la atractiva policía y el criminal será realmente escalofriante.



“Es plena noche y una cortina de nieve entra con fuerza desde el mar. Un hombre joven cruza una vía de tren elevada, en dirección a Estocolmo. Tiene la cara pálida. Sus tejanos están acartonados por la sangre congelada. (…)La sangre caliente corre por el antebrazo izquierdo del hombre hasta la palma de su mano y gotea desde las puntas de los dedos.  (…)Su nombre es Mikael Kohler-Frost. Lleva trece años desaparecido y hace siete que lo dieron por muerto.”

Así empieza este escalofriante thriller que te tiene en vilo desde el principio hasta el final.

Pero antes de escribir mi opinión al respecto, hay dos cosas que me gustaría remarcar. La primera es que tengo la mala costumbre de leer algunas sagas desordenadas. Me pasa con los libros y las películas y es lo que me ha pasada en este caso. El hombre de arena es el cuarto libro del matrimonio de periodistas que, bajo el seudónimo de Lars Kepler, le han dado vida al comisario Joona Lina. Aunque por lo que he leído más tarde las cuatro novelas son independientes entre sí y se pueden leer en el orden que uno prefiera, pero como cualquier personaje Joona evoluciona y hay ciertos matices de su carácter que no se entienden. Yo que me he leído solo el cuarto libro, me imagino que algo tendrán que ver los tres anteriores. Tengo la intención de en un futuro próximo atacar las tres novelas predecesoras, así que ya os lo contaré.

Pero en mi caso no fue así. La segunda cosa que os quería decir es que El hombre de arena cayó en mis manos por puro accidente y también por pura casualidad me lo leí en nada de tiempo. Está estructurado en capítulos cortos, como les gusta a nuestros vecinos nórdicos, y es ideal para llevar en el bolso y leerte un capítulo en el tren, en el descanso del café, en los dos minutos que uno le dedica a cualquier cosa.

Este es un libro de casualidades para mí, porque también hice algo que nunca suelo hacer: leer una reseña de este libro antes de escribir la mía en los mil blogs que me encanta chafardear. No lo hago para no contaminar mi opinión pero esta vez sí lo hice y me encontré que El hombre de arena o encanta o provoca odio.

A mí me gustó. Me gustaron sus personajes, algunos muy explorados y otros no. Me gustaros los giros de la historia. Me gustó la trama porque consigue ese efecto de no imaginarte el final, de dudar de que aquello podía acabar bien. Porque en algunos momentos los autores Kepler (que en realidad no se llaman así) me parecieron de esa clase de autores que eran capaces de matar a cualquiera, a diestro y siniestro. Pero os dejaré que lo descubráis vosotros mismos.

“Un escalofrío le sube por la espalda y le recorre los brazos. Con el corazón a galope y la adrenalina aumentando en su sangre da media vuelta.”

Desde luego que es una novela que vale la pena coger entre las manos, pero tengo que confesar que aunque es muy buena, me faltó algo. No sé qué es exactamente. ¿Demasiada tragedia? ¿Ningún tipo de guiño de esperanza? ¿Miseria absoluta? ¿Demasiada crudeza? No lo sé. Quizás solo fue que en los dos últimos párrafos (repito: dos últimos párrafos) los autores decidieron dar un giro inesperado a todo y me dejaron releyéndolos y buscando, como si yo fuera el comisario, pistas que no encontré y que hubieran sido el punto que me faltó. No lo sé. Leedlo vosotros y haber qué os parece. Porque a mí me ha dejado sin palabras.

Me gustaron los personajes, hasta Jurek Walter (el asesino) me cayó bien. Para ser el malo es muy tranquilo y eso hace que te lo creas capaz de todas las maldades del mundo. Su calma es inquietante y es muy inteligente. En un momento consigue enviar una carta, vía uno de los trabajadores del centro psiquiátrico de alta seguridad en el que está recluido, que es aparentemente inofensiva. Parece dirigida a su abogado pero nada es lo que parece en este libro y todo tiene un doble sentido, literalmente.

“Empieza a dar tirones a la manija, empuja la puerta, tira otra vez. Está cerrada. Está a punto de desplomarse, desesperado, en el suelo. De pronto, oye unos pasitos muy suaves a su espalda, pero no se atreve a mirar.”

Y si algunos se preguntan ¿Por qué El hombre de arena? ¿Por qué ese título? Pues en realidad es porque El Hombre de arena es un relato escrito por E.T.A. Hoffman publicado en 1817 en un libro llamado Cuentos Nocturnos y que es la base de toda la novela. El secuestrado Mikael conocía ese cuento por su madre y según él mismo, el hombre de arena echa arena a los ojos de los niños para que se duerman. Lo mismo pasa con nuestro asesino, duerme a las víctimas en un santiamén y todo el mundo lo llama El hombre de arena.

Y una vez desvelado el misterio del nombre del libro, os recomiendo que os sumerjáis en el misterio de Joona Lina y compañía, pero con la luz encendida.

“De pronto, tiene la sensación de que alguien lo sigue. Podría quedarse encerrado (…). Se da la vuelta y ve que la gran puerta se está cerrando (…). Joona empuja la puerta con el hombro, desenfunda el arma otra vez y sale a la oscura antesala.Allí no hay nadie.El hombre de arena se ha movido en asombroso silencio.”



Por Nitha

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