31 de diciembre de 2018

Jane Eyre por Charlotte Brontë

Título: Jane Eyre
Autor: Charlotte Brontë
Editorial: Alianza Editorial
Nº Pág.: 656 pág.
Género: Drama, Romance, Novela clásica
Fecha de publicación original: 1847
Primera edición: 26 octubre 2017

Dueña de un singular temperamento desde su complicada infancia de huérfana, primero a cargo de una tía poco cariñosa y después en la escuela Lowood, Jane Eyre logra el puesto de institutriz en Thornfield Hall para educar a la hija de su atrabiliario y peculiar dueño, el señor Rochester. Poco a poco, el amor irá tejiendo su red entre ellos, pero la casa y la vida de Rochester guardan un estremecedor y terrible misterio.

“La suerte ha reservado un rinconcito para usted. De usted depende coger con la mano la fortuna que le ofrecen. Que lo haga o no, es discutible.”   
 
Como ya escribí al principio de este mes me apuntaba al Reto de Novela Clásica y concretamente tenía la intención de leer Jane Eyre. Es un libro que ha estado rodando por casa muchos años, un libro que mi madre compró aún cuando estaba en la universidad de modo que ya casi no se leían las letras de lo ajado que estaba. Así que por el motivo del bicentenario le compré por Navidad pasada la preciosa edición de Alianza Editorial y con los meses me la he hecho mía también. Ya no había excusa. Lo único que me tiraba para atrás era que mi madre me ha dicho siempre que es una historia triste pero ¡ay, que equivocada estaba!

Lo cierto es que siempre he conocido el argumento de Jane Eyre y también el final.  He visto películas y miniseries que se iban poniendo en casa (la serie de la BBC es preciosa y, según tengo entendido, muy fiel), siempre de reojo, siempre con la idea de leer la novela. Y mi mayor miedo al empezar Jane Eyre era que no me gustase, por no sorprenderme, por ser farragosa, por no ser original, por ser eso que llaman "Un Clásico". Pues debo decir que estaba muy equivocada porque Charlotte Brontë acaba de posicionarse a la altura de Jane Austen, y eso es decir mucho.

“¿Para qué evocar el pasado cuando el presente es mucho más seguro y el porvenir mucho más luminoso?”

Se trata de una historia de una muchacha, Jane Eyre, hija de un clérigo y su madre, huérfana a muy temprana edad. A la muerte de sus padres fue recogida por la familia de un tío suyo y, a la muerte de éste, acabó a los cuidados de su mujer, la Sra. Reed. Tal como así Jane Eyre nunca fue querida por su tía, ni por sus primos y a los diez años fue enviada a un internado, Lowood, donde las condiciones sanitarias eran muy difíciles. Ahí, nuestra protagonista consiguió formarse y encontrar cierta paz y amor hasta convertirse en profesora de dicha institución.

La novela está estructurada en tres partes y la primera de ellas es la que nos narra estos acontecimientos. Lo cierto es que sobre ese lapso de vida de Jane Eyre yo era completamente ignorante por lo que ha sido una agradable sorpresa. Además aparecen algunos personajes que se me han quedado clavados en la retina, como Helen, una niña adorable aunque con un destino trágico, o la Srta. Temple, esa profesor/a que todos hemos tenido de pequeños y que ha sido nuestra maestra preferida. Ya en esta época nos damos cuenta de que el carácter de Jane es particular para su tiempo. No es una niña sumisa, aunque lo pueda ser durante ciertos periodos de tiempo. No es inteligente a priori pero su fin es esforzarse para ser su mejor versión y destacar en todo lo posible.

“Hasta en una vida tan triste como la mía no faltaba alguna vez un rayo de sol.”

La segunda parte de la novela es donde ya se fragua la historia de Jane Eyre de adulta. Lo cierto es que nuestra protagonista madura mucho y ver en la mujer que se ha convertido es delicioso. Jane nos da lecciones de madurez, moralidad y principios. Es el momento en que decide abandonar Lowood y buscarse otro trabajo como institutriz, acabando así en la mansión Thornfield, propiedad de Edward Fairfax Rochester, un taciturno, seco, no muy agraciado y arisco caballero. Aquí es donde comienza la historia de Jane como yo la conocía y pese a que pensé que no me sorprendería ha sido muy agradable leerla y comprender que toda esta novela va más allá de su misma historia.

Charlotte Brontë crea una de las primeras protagonistas mujeres feministas, lo que es muy extraño y admirable para la época. Jane puede parecer sumisa en algunos momentos pero cuando es realmente importante mantiene su carácter y su punto de vista. No se amilana y sigue el dictado de su razón. Al mismo tiempo la autora critica la sociedad de la época, el fanatismo religioso, el maltrato a los niños huérfanos. También se hace hincapié en la inteligencia y la predisposición de las personas, dando a entender que los granjeros, los campesinos, etc. son personas inferiores en ese sentido pero a las pocas páginas rectificando, mostrando el error al creer algo así. De modo que la lucha de clases en cierto sentido también se encuentra presente.

"Por lo general, se supone que las mujeres son muy tranquilas, pero la verdad es que sienten exactamente lo mismo que los hombres. Necesitan ejercitar sus facultades y el mismo margen de maniobra que sus hermanos varones, padecen cuando se las constriñe y se las inmoviliza como les sucede a los hombres (…) el sexo masculino demuestran una gran estrechez mental cuando declaran que las mujeres deberían limitarse a preparar pudines y hacer calceta, tocar el piano y bordar mantelerías".

Jane Eyre es una historia escrita con exquisitez, con un lenguaje sencillo y agradable. No sé cómo definir el estilo de la autora para que quede patente que me he divertido leyendo esta novela. La forma de narrar, de presentar los hechos, de concatenar los acontecimientos me ha parecido muy acertada. Incluso cuando la historia era triste era muy ameno seguir las palabras, pasar las páginas. Sin casi darme cuenta ya había leído la mitad de la novela y no me cansé, no quise dejarlo. Además, puesto que el narrador es la propia Jane Eyre, narrando en retrospectiva su vida, muchas veces se refiere a su interlocutor como "el lector" y me he sentido casi incluida en la novela, una sensación de proximidad y complicidad.

"Yo no soy un ángel, señor -aseguré-. Y no llegaré a serlo hasta que me muera. Soy solo yo... No busque en mí nada celestial, porque no lo hay; Como tampoco lo hay en usted, ni yo lo espero".
 
Después de la segunda parte, también hay una tercera y última. Poca cosa voy a escribir al respecto porque si hay por ahí un afortunado que no sepa del argumento de Jane Eyre podrá descubrir el final de la historia de amor entre Jane y Edward. Pero debo mencionar que es la parte donde sale la verdadera fortaleza de nuestra protagonista, donde muestra su capacidad de domar los sentimientos en favor de hacer lo correcto. Aun conociendo el final me he angustiado en algunas partes con el destino de Jane. Sobre todo me ha "enfadado" St. John, un clérigo local, que pretende imponer a toda costa su voluntad a Jane. Pretende, con la excusa del servicio a Dios, justificar por todos los medios sus actos, cuando creo que en realidad es un ser bastante egoísta y nada empático.
 
Después de esta lectura puedo entender porque este libro causó y sigue causando tanta fascinación entre el público. A mí me ha embaucado enormemente, tanto que seguro habrá una relectura, porque Jane Eyre es mucho más que una historia de una mujer que ama un hombre. Creo que a veces tenemos miedo a animarnos con eso que se llaman Clásicos. Este año me propuse perderles el miedo y con Jane Eyre ya van nueve y, aunque no es una gran cifra, estoy muy orgullosa de ello. Los ha habido mejores que otros pero esta novela me ha reafirmado en que un clásico no es una pared inescalable. Muchas veces son todo lo contrario pues por algo muchas generaciones los han tenido entre manos. Jane Eyre ha resultado ser una lectura ágil, fácil de leer, con una historia que engancha, que pese a ser una historia de amor tiene muchos más ingredientes: tiene drama, tiene su punto de misterio y un aire gótico muy patente.

"¿Crees que porque soy pobre, poco conocida, poco atractiva y pequeña, no tengo alma y no tengo corazón? ¡Piensas mal! ¡Tengo tanta alma como tú y llena de puro corazón!"

Lo cierto es que es una delicia acabar el año con una lectura de diez. De hecho han sido dos lecturas muy buenas pero sobre la segunda ya os contaré más el año que viene. Leed Jane Eyre y no os arrepentiréis. Mirad la serie de la BBC que es una obra de arte también.

"La vida me parece demasiado corta para perderla alimentando animosidad o recordando los errores de los otros. Todos cargamos con nuestras faltas en este mundo, pero llegará el día en que nos libraremos de ese peso".
 

 
Por Nitha

28 de diciembre de 2018

El cuento de la criada por Margaret Atwood

Título: El cuento de la criada
Autor: Margaret Atwood
Editorial: Salamandra
Nº Pág.: 416 pág.
Género: Ciencia ficción, Distopía
Fecha de publicación original: 1985
Primera edición: 2017


Amparándose en la coartada del terrorismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.

En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo. 


Llevo posponiendo esta reseña meses y sinceramente no se por qué. Quizás porque ha sido una de las novelas más leídas y reseñadas de los últimos años (cosas que pasan cuando sale la serie), quizás porque poco puedo aportar a lo ya dicho, quizás porque le autora y su carrera imponen. Pero el caso es que Margaret Atwood siempre ha sido una escritora que me ha atraído, sobre todo por ser como Joyce Carol Oates, una institución en sí misma. Por fin me he estrenado con ella y he decidido hacerlo con el "bestseller" de los días de hoy.

Antes de comenzar la reseña debo confesar que previo a la lectura me tragué toda la serie y eso me ha condicionado bastante. A mí sí me ha gustado la versión filmográfica y la interpretación y el físico de los actores me los hice míos cuando leí el libro. No sé si fue un acierto, aunque yo así lo creo. Y voy a intentar explicarme.

Pero antes, para aquellos pocos que aún no han leído la novela, decirles que se trata de una historia que se basa en un futuro de tintes distópicos. En EEUU ha habido una revolución de un grupo de personas con un credo muy definido que han conseguido imponerse a base de atentar contra la autoridad, matar a dirigentes políticos e inmiscuirse en todas las instituciones. Se ha instaurado un nuevo orden, una dictadura de tintes religiosos, basada en una interpretación totalmente alterada de la Biblia. Estamos, pues, en una sociedad que mezcla política y religión y tiene como uno de sus fines primordiales, aunque no declarados, someter a las mujeres, la natalidad y cualquier tipo de libertad sexual, entre otras muchas cosas.

"(...) en Gilead hubo muy pocas ideas verdaderamente originales: su genialidad consistió en la síntesis".

Gilead, que es como se denomina este territorio, es la República donde vive Defred. Ella es una criada, una mujer que está destinada a procrear, más concretamente a ser violada mensualmente por el Comandante, el señor de la casa y con la participación de su esposa. Defred antes era una mujer libre, tenía familia y era una profesional en su campo de trabajo. El no someterse a las normas de la nueva República la ha condenado a ese nuevo destino, disfrazado por los credos de Gilead, como un fin superior y loable.

Durante las páginas de este libro se nos narra el día a día de Defred, sus pocas interacciones sociales con los habitantes de la mansión, las marthas (mujeres que se encargan de la cocina, limpieza y administración de la casa), la mujer del Comandante y las demás criadas. No se le permite casi estar a solas, siempre está vigilada, siempre va acompañada, incluso el ir a la compra es una tarea de parejas, de dos criadas que se vigilan entre sí. Gilead es como en 1984 de George Orwell, el estado totalitario que todo lo ve, todo lo sabe y del cual no se puede escapar más que en los propios pensamientos e incluso entonces se hace complicado.

"Gilead, decía Tía Lydia, no tiene fronteras. Gilead está dentro de ti".

Lo cierto es que si uno lee el libro sin ninguna referencia puede parecer un relato un poco caótico, pues todo lo vemos a través de los ojos y pensamientos de Defred. Nos metemos literalmente en su cerebro y escuchamos sus pensamientos. El tiempo transcurre según sus tareas y los demás personajes que aparecen los vemos a través de sus ojos. Estamos pues ante un narrador protagonista que nos impide conocer los pensamientos y motivaciones de los demás más allá de lo que dicen o declaran. Y como en Gilead hay que tener mucho cuidado con lo que se expresa sólo podemos interpretar en muchos puntos las intenciones de la gente.

Escribía más arriba que el relato, casi a modo de diario, nos puede parecer caótico puesto que la vida diaria de Defred se mezcla con recuerdos de una época pasada, de su marido, de su hija. A mí esto me pareció original y refrescante. Se introducen personajes nuevos y de mucho calado, como Moira, la mejor amiga de Defred en la vida pasada. Una mujer lesbiana, desinhibida y libre, fuerte y resiliente que sufrió destierro des del primer momento por su orientación sexual y condenada también a ser una criada. También hay recuerdos del principio de Gilead. Se intercalan personajes detestables como Tía Lydia, jefa de las guardianas de las criadas, introduciendo la realidad distópica de mujeres sometiendo a mujeres, por su bien, por el bien de todos. Y por supuesto no puedo dejar de mencionar al Comandante: cuánta hipocresía en una sola persona. Él es la reencarnación del sarcasmo de Gilead, un ferviente creyente que rompe las mismas reglas que impone. Me ha gustado mucho la reacción que se establece entre él y Defred, una aceptación mutua impuesta por la necesidad, una obra de teatro donde ambos personajes interpretan su papel, a sabiendas de que finjen en todo momento pero queriendo creer que es real.

"Debería odiar a este hombre. Sé que debería, pero no es lo que siento. Lo que siento es más complicado. No sé cómo llamarlo. No es amor".

Hay más actores en esta obra. Destacaría el papel del chófer del Comandante, Nick. Este es uno de los hombres menos definidos. Aquí es donde el haber visto la serie me ha influido más. Si uno lee la novela Nick puede parecer un aséptico, un oportunista, un hombre frío y calculador. Pero en la serie se le muestra de forma diferente: un hombre que estuvo en un determinado momento en un lugar que le ha llevado a su destino actual. Es una especie de víctima de la situación y la asume. En la serie se le da calado psicológico y esa personalidad yo he trasladado sin querer al libro, llenando los vacíos donde los he encontrado. También la serie me ha influido al conocer a Deglen, otra criada, compañera de Defred. Su papel es clave para comprender la evolución de nuestra protagonista.

"Pero recuerda también que el perdón es un signo de poder. Implorarlo es un signo de poder, y negarlo o concederlo es un signo de poder, tal vez el más grande".

La verdad es que, pese a ser escrita en 1985, El cuento de la criada no puede ser más actual. Empezando por el terrorismo islamista, los desastres medioambientales, la pérdida de los derechos y las libertades, el fanatismo, y acabando con la desigualdad, la opresión y la condición de la mujer. La misma Margaret Atwood ha contado que la idea surgió en una charla con una amiga allá por 1981, cuando ambas discutían si es posible imaginarse vivir en un mundo de fundamentalismo religioso. Así que en realidad El cuento de la criada es un experimento, una historia que puede ser realidad si el credo se lleva a cabo hasta sus últimas consecuencias. De hecho, esa es una parte que más me ha gustado: cuando la misma Defred no se deja de preguntar sobre cómo empezó todo, cómo no fue capaz de ver, de predecir que aquello iba a suceder. Algo muy perturbador y familiar en el mundo de hoy. Toda la novela esta plagada de esa intriga sostenida, como un cuento victoriano/gótico moderno.

He leído muchas reseñas de esta novela, buenas y malas, por lo que soy consciente de que es difícil convencer a todo el mundo sobre el valor de la obra de Atwood. No sé si os llama o no esta clase de historias, pero desde luego creo que se le debe la oportunidad. No sé si os gustará El cuento de la criada pero os aseguro que no deja indiferente a nadie. A mí me ha encantado. No dejaré de recomendarla y ya se la he regalado a Nynia para que no se le pase entre tanta novedad. Así que os invito a echarle un vistazo a este testimonio novelado.

"Tengo la intención de salir de aquí. Esto no puede durar toda la vida. (...) Cuando salga de aquí, si alguna vez soy capaz de dejar constancia de ello, de la manera que sea, incluso relatándoselo a alguien, también será una reconstrucción e incluso otra versión. Es imposible contar una cosa exactamente cómo ocurrió, (...)".


Por Nitha

23 de diciembre de 2018

Inmersión. Un sendero en la nive por Lidia Chukóvskaia

Título: Inmersión. Un sendero en la nieve
Autor: Lidia Chokóvskaia
Editorial: Errata Naturae
Nº Pág.: 200 pág.
Género: Novela Contemporánea, Novela Histórica
Fecha de publicación natural: 1967
Primera edición: noviembte 2017


Esta bella historia, de gran simplicidad pero hondo calado, fue calificada por George Steiner como un clásico de la literatura rusa. Un documento excepcional sobre la vida en la Rusia estalinista.
Estamos en febrero de 1949. Nina Sergeievna, escritora y traductora, es uno de los privilegiados a los que la Unión de Escritores ha concedido un mes de descanso en el campo, lejos de la oscura y ominosa capital, Moscú. Oficialmente, se supone que debe descansar o trabajar en sus traducciones, pero lo que hace, en realidad, es reflexionar sobre la desaparición de su marido durante las persecuciones estalinistas de 1938, para liberarse así, al menos en parte, de su propia pesadilla. En una casa de campo finlandesa, en mitad de bellísimos paisajes nevados, Nina se sumerge en su historia mientras convive con otros traductores, autores o cineastas, más vinculados al régimen que ella.
Una novela a medio camino entre Anton Chéjov y Vasili Grossmann. Un texto bellísimo, de gran sencillez pero hondo calado.


Lo prometido es deuda y hoy traigo esa segunda reseña a la que le tenía tantas ganas. La autora sigue siendo la misma pero la obra es un poco diferente. Quienes no hayáis leído la entrada anterior Sofía petrovna. Una ciudadana ejemplar es un libro que trata de la desaparición de los ciudadanos soviéticos durante la Primera Gran Purga. Tiene mucho que ver con Inmersión. Un sendero en la nieve. Ambas novelas se pueden leer como una bilogía, siendo Inmersión como una especie de continuación. Yo no las leí así, cayeron en mis manos al revés, con lo que no hay ningún problema de leerlas de forma que os plazca o sólo una de ellas.

Inmersión. Un sendero en la nieve se sitúa diez años después de la Gran Purga, a finales de los cuarenta. Esta vez nuestra protagonista es Nina Sergueievna, una escritora/traductora, miembro de la Asociación de Escritores (un verdadero alter ego de la autora). Esta mujer ha recibido un "premio" por su labor que consiste en pasar un mes lejos de su casa, en una casa de curas, una especie de vacaciones dedicadas a descansar, dar paseos, atención médica si se precisa, comer bien y sano, una especie de sanatorio. Así es como Nina Sergueievna deja a su hija en la capital a cargo de unos amigos y se encamina a un hotelito en tierras finlandesas, en pleno febrero, cubierto por la nieve y envuelta en un verdadero frío.

Durante su estancia Nina se dedica a realizar unas traducciones, dar largos paseos por el bosque ensimismada y recordando tiempos pasados. Conocerá a varias personas que también pasan su tiempo mensual en el mismo hotelito, interactuará con ellos, aunque no mucho, y establecerá algunos vínculos endebles con algunos como por ejemplo Bilibin, un escritor que fue encarcelado durante la primera Gran Purga y que le contará algunas de sus vivencias. Pero, en realidad, su labor más importante durante este mes es escribir lo que pretende ser una especie de memorias sobre su marido desaparecido.

"Si lograba llevar el cielo, la nieve y el aire a mi escritorio, la inmersión sería fácil, enseguida alcanzaría la claridad de visión adecuada".

Nina Sergueievna, al igual que la autora Lidia Chukóvskaia, perdió a su marido a finales de los años treinta a manos de las autoridades. Condenado a diez años sin derecho a correspondencia nuestra protagonista nada sabe de él aunque ya han pasado doce años. En sus ratos libros realiza lo que ella llama inmersiones, momentos en los que puede sumergirse en sus recuerdos, analizar su pasado para intentar comprender lo que se le escapa. Y sólo con la ayuda de Bilibin por fin puede llegar a comprender lo que le ha podido pasar a su marido, sólo entonces sabrá que "diez años sin derecho a correspondencia" equivale a "ejecutado" y sólo así puede dejar de imaginar destinos mucho más terribles para él. 
 
"Hoy había comprendido en qué consistía mi culpa. Lo comprendí mientras soñaba. Estaba viva. He aquí mi culpa. Yo vivía, seguía viviendo, cuando a él lo habían arrojado al agua a bastonazos. Él había regresado un instante para reprochármelo. Y eso era lo que había soñado".

Lo cierto es que Inmersión. Un sendero en la nieve es un libro muy distinto de Sofía Petrovna. Es mucho más introspectivo, menos novelado y en general podemos decir que pasan muchas menos cosas. La propia estructura es diferente pues está organizado a modo de diario durante treinta días entre los meses de febrero y marzo, y eso hace que la mayoría de los acontecimientos se narren en forma de recuerdos, bajo el prisma de la impresión personal de la protagonista. Es un libro que va de menos a más. Personalmente al principio me llegó a aburrir un poco porque no entendía a dónde quería ir a parar la autora, no sabía qué es lo que realmente me quería contar. Es a partir del momento en que Nina Sergueievna empieza a interactuar con Bilibin y se van contando las cosas de su vida cuando todo cobra sentido.

Así, mientras que Sofia Petrovna se narra con el fin de transmitir lo que ha pasado, en Inmersión no se pretende relatar nada, sino más bien autoanalizarse, autoconvencerse y autodescubrir cosas del pasado. Se pone en valor la experiencia, no sólo de Nina Sergeievna como una mujer que perdió a su marido sino también se le da voz a otros personajes secundarios que nos cuentan sus recuerdos: el hombre gordo que perdió a dos de sus hijos quemados por ser judíos pero que sigue siendo fiel al régimen porque tiene un hijo aún y quiere que esté a salvo; la mujer cuya hermana ha sido deportada por estar casada con un judío y que no se atreve a confesar la existencia misma de esa hermana para que no se la estereotipe; la chica que vive en una ciudad invadida durante la IIGM por los alemanes y que ha quedado marcada para el resto de su vida como alguien que no es digno de confianza aunque entonces sólo era una niña... Y otras historias, de todos los bandos.

"Al hombre gordo le quedaba un hijo. Y a mí, Katiusha. Había que vivir.
No, no sólo por Katiusha. También por aquellos amigos, aquellos hermanos futuros a los que les contaría todo".

La verdad es que me ha gustado Inmersión. Es cierto que al principio hubo un momento en que me costó un poco cogerle el hilo pero la prosa de Lidia Chukóvskaia es muy sencilla, lineal, con un vocabulario cotidiano, sin grandes frases rimbombantes que te hace la lectura amena y fácil. No hay unos giros espectaculares sino que es una narración a la vieja usanza. Ayuda también que los capítulos no son largos, no hay grandes y pesadas descripciones sino que se nos relata todo en su justa medida. Es una suerte de diálogo interno intercalado con alguna que otra interacción de sus vecinos de hotel. Si tuviera que recomendaros a esta autora os diría que empezarais con Sofia Petrovna y si os gusta (que estoy convencida que sí) siguierais con Inmersión. Ambos libros son un testimonio inapreciable de una persona coetánea a los hechos y que además los ha vivido en primera persona, y que nos explica que el fin de sus palabras es que las generaciones futuras sepan y conozcan el pasado.

"¿Para qué, pues, acometo esta inmersión?
Quiero encontrar a mis hermanos, si no ahora, por lo menos sí en un futuro.
Todo lo que vive necesita fraternidad, y yo también la busco. Escribo un libro para encontrar a mis hermanos, aunque sea en un porvenir desconocido".



Por Nitha

21 de diciembre de 2018

Sofía Petrovna. Una ciudadana ejemplar por Lidia Chukovskaia

Título: Sofia Petrovna. Una ciudadana ejemplarAutor: Lidia Chokóvskaia
Editorial: Errata Naturae
Nº Pág.: 192 pág.
Género: Novela Contemporánea, Novela Histórica
Escrita en 1939. Fecha de publicación original: 1965
Primera edición: octubre 2014


Sofia Petrovna, viuda de un prestigioso médico, trabaja como mecanógrafa en una de las más importantes editoriales de Leningrado. Parece que la vida y el Estado le sonríen a pesar de las continuas estrecheces: el resto de las mecanógrafas de la oficina está bajo su eficaz batuta; su sueldo es cada vez mayor; su propio hijo ha dejado de ser un muchacho para convertirse, al fin, en un joven y guapo ingeniero también ejemplar: ama la herencia de la Revolución y el Partido casi tanto como a su madre, a quien alienta en su dedicación y empeño. Estamos a mediados de los años treinta, y enseguida —en medio de un misterio que quizá nadie consiga resolver nunca— el vértigo innombrable de la Gran Purga va a arrastrar hasta el centro de su vacío a Kolia, el hijo. Comenzará entonces una «segunda» y ejemplar, en el sentido cervantino del término, novela: un verdadero aprendizaje sobre la vida y sus sinrazones, una parábola a la vez ingrata e insuperable; es decir, una pieza literaria de primer orden. O, como suele decirse, un texto que nos muestra la otra cara de la verdad, ésa que muchas veces inventamos nosotros mismos para no perder toda esperanza.

Por alguna razón tengo una especial ilusión de compartir ésta y la próxima reseñas. Ambas tratan de dos libros de una misma autora, existencia de la cual no he conocido hasta hace poco. Lidia Chukóvskaia es una escritora rusa, poco leídas por lo revolucionario de las obras y, durante mucho tiempo, prohibidas por el Kremlin. Por desgracia sólo he encontrado estos dos libros traducidos al español por Errata Naturae y, aunque yo sí puedo leerla en su lengua original y esa es mi intención, el lector español no puede disfrutar de su prosa. De todas maneras tengo entendido que esta editorial próximamente sacará otro volumen suyo que contendrá la traducción de las cartas que se enviaban Chukóvsaya y Ana Ajmátova, otra célebre autora rusa.

Antes de reseñar a Sofia Petrovna os quiero contar un poco del porqué de mi interés. Mi madre, aunque es bastante joven, ha nacido y se ha educado bajo el yugo de la Unión Soviética. Yo, en cambio, no. Yo me eduqué en un país independizado, europeo, empezando ver las cosas bajo el prisma de la libertad que eso supone. Los libros de historia cambiaron. Y mi madre, en cierto modo, vio que todo lo que le enseñaron tiene un reverso. Mucho se ha escrito sobre la dictadura nazi, pero muy poco sobre el estalinismo. Mucho sabemos de los campos de concentración pero muy poco del gulag ruso y las purgas de judíos y los "traidores a la patria" en la Unión Soviética. Será cierto que la historia la escriben los vencedores...

"Era increíble, aquellos canallas querían matar al querido Stalin. (...) Provocaban explosiones en las minas. Hacían descarrilar trenes. En casi todas las instituciones se había infiltrado secuaces suyos." pág. 59

Con todo esto quiero decir que la Unión Soviética, sobretodo en su origen, fue una de las dictaduras más duras que ha habido y, desde luego, es la más extensa en el tiempo porque aún hoy sigue vigente. Éste es el tema que se intenta visualizar en Sofia Petrovna. De hecho en realidad esta novela es una suerte de autobiografía de la autora novelada. Nuestra protagonista es una mujer de mediana edad, de unos cuarenta años. Es viuda de un médico y tiene un hijo casi adulto. Sofia trabaja como mecanógrafa en una editorial y se reconoce muy feliz: en el trabajo la han ascendido, su hijo es un muchacho apuesto y listo que va de camino a convertirse en un ingeniero. Su país está floreciendo bajo el mando del comunismo y la suerte les sonríe a todos y a todas. Sofia Petrovna cree en la Patria y el buen saber de sus gobernantes y es una ciudadana ejemplar.

Entonces llega el periodo 1937-1939, conocido por la historia como la Primera Gran Purga. El asesinato de un líder bolchevique Serguéi Kírov, en diciembre de 1934, da el pistoletazo de salida a miles de arrestos, interrogatorios y ejecuciones o condenas de muchos ciudadanos, la mayoría de los cuales nada tienen que ver con la resistencia. Cerca de un millón y medio de ciudadanos desparecidos. Uno de ellos será Kolia, el hijo de Sofia Petrovna. Ella no da crédito, se autoconvence de que lo soltarán en seguida porque es un gran error. Su hijo es un consumado komsomol (miembro de las juventudes del partido), un hombre educado y convencido de las bondades del comunismo. Sofia Petrovna acude a las autoridades, pasa horas, días en interminables colas ante los edificios oficiales en los que la despachan con dos frases "Pendiente de traslado", "Expediente en tránsito", "Condenado por confesión", etc, etc.

"No, Sofia Petrovna tenía razones para guardar distancias con sus vecinos en las colas. Le daba pena claro, desde un punto de vista humano, sobre todo los niños, pero, con todo, cualquier persona honesta debía recordar que todas esas mujeres eran las esposas y madres de envenenadores, espías y asesinos." pág. 102

Con ese panorama se produce un cambio catárquico en la vida de Sofia Petrovna. Sus vecinos ya no la saludan, la maltratan, quieren echarla de su casa. En el trabajo la desprecian, escriben artículos contra ella. Se convierte en una ciudadana ejemplar caída en desgracia, una paría. Pero ella sigue creyendo en el régimen. Ella, que tanto conoce a su hijo y lo quiere con todo el alma, empieza a preguntarse si de verdad él ha podido hacer algo, porque si ha confesado será por algo.

Esta novela está magistralmente escrita. Para las pocas páginas que tiene contiene todos los detalles de la transformación que sufre la protagonista al milímetro. No os esperéis un libraco de mil páginas con un lenguaje elaborado y culto, típico de los autores contemporáneos a Lidia Chukóvskaia. No. Éste es un libro escrito por una mujer cuyo marido fue detenido en las mismas circunstancias que Kolia, una mujer que esperó en muchas colas para saber qué había sido de él, que fue repudiada por sus vecinos. En definitiva es una especie de diario novelado. Hay las descripciones justas y diálogos abundantes. Con esto quiero decir que es el libro perfecto para perderle el miedo a la temida literatura rusa y además nos permite conocer un poco más la historia de la Revolución, pero no esa que está en los libros de historia, sino la real.

 "Si Sofia Petrovna no dormía por la noche, todas las horas y todos los minutos del día le resultaban idénticos. La luz le hería los ojos, le dolían las piernas, le pesaba el corazón. Pero si conseguía dormir durante la noche, el instante más penoso era, sin duda, el que seguía al despertar. (...) ...en algún punto de la zona del corazón le asaltaba una congoja, parecida a un dolor, y a través de la bruma de este dolor, se acordaba súbitamente de todo: Kolia sentenciado a diez años..." pág. 139

Sofia Petrovna fue redactada en secreto en un cuaderno escolar durante el invierno de 1939-1940. Obviamente no pudo ser publicada, incluso ese cuaderno fue pasando de mano a mano, escondido, de la vigilancia de los gobernantes. Ella misma apuntó: "mi obra se escribió con la huella de los acontecimientos aún fresca en mi mente". Sólo en los años sesenta una editorial extranjera se atrevió a publicar esta historia de una madre que intenta creer a su hijo y al fiscal a la vez, que pese a todo cree en el Partido. Y tuvieron que pasar veinte años más para que pudiera ser ofrecida al gran público en la Unión Soviética.

Se trata de la historia de una sociedad oprimida que se creía feliz y evolucionada. La verdad es que es una obra que me ha llegado y mucho. Destaca su gran sencillez, transparente en los sentimientos. Se transmiten de forma lineal los acontecimientos que se van conociendo tal como le llegan a la protagonista. Tampoco se descuida el entorno presentando algunos personajes secundarios, como el director de la editorial, Natasha, la compañera de trabajo, la familia de los Kipárisov o el amigo de Kolia. Se logra transmitir la realidad sin ser un panfleto político de la época y eso me ha cautivado.

Os recomiendo esta lectura muy encarecidamente. Aporta mucho y quita muy poco tiempo.


Por Nitha

17 de diciembre de 2018

El Silencio de la Ciudad Blanca por Eva Gª Sáenz de Urturi

Título: El silencio de la ciudad blanca (Trilogía de la Ciudad Blanca)
Autor: Eva García Sáenz de Urturi
Editorial: Grupo Planeta
Nº Pág.: 480 pág.
Género: Novela negra, thriller, intriga
Primera edición: abril 2016



Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los extraños asesinatos que aterrorizaron la tranquila ciudad de Vitoria hace dos décadas, está a punto de salir de prisión en su primer permiso cuando los crímenes se reanudan de nuevo: en la emblemática Catedral Vieja de Vitoria, una pareja de veinte años aparece desnuda y muerta por picaduras de abeja en la garganta. Poco después, otra pareja de veinticinco años es asesinada en la Casa del Cordón, un conocido edificio medieval.
El joven inspector Unai López de Ayala —alias Kraken—, experto en perfiles criminales, está obsesionado con prevenir los crímenes antes de que ocurran, una tragedia personal aún fresca no le permite encarar el caso como uno más. Sus métodos poco ortodoxos enervan a su jefa, Alba, la subcomisaria con la que mantiene una ambigua relación marcada por los crímenes… El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?
Una novela negra absorbente que se mueve entre la mitología y las leyendas de Álava, la arqueología, los secretos de familia y la psicología criminal. Un noir elegante y complejo que demuestra cómo los errores del pasado pueden influir en el presente.

Quería darles salida a las reseñas que tenía pendientes y lo estoy consiguiendo con bastante éxito, así que aquí estoy con una más. Esta vez es un thriller muy conocido por todos, una novela que da el pistoletazo de salida a la que es una trilogía ya acabada. No me he animado a leer estos libros precisamente porque estaba un poco saturada de tantas sagas inacabadas y me prometí que los leería  cuando hubiera un final. Este septiembre ha salido la tercera parte así que aquí estoy.

El Silencio de la Ciudad Blanca es una novela que va de crímenes en la ciudad de Vitoria, crímenes que ocurrieron veinte años atrás y con el culpable entre rejas. Curiosamente, cuando faltan unas semanas para que el autor del crimen salga de permiso de la cárcel otro crimen más es cometido. Alguien ha matado a dos jóvenes siguiendo el mismo ritual de veinte años atrás, emulando los detalles conocidos y no conocidos del caso. Así que el inspector Unai López y su compañera Estíbaliz sólo tienen dos opciones: o el condenado Tasio Ortiz no es el culpable y éste está en libertad o se trata de un imitador. Ambos tienen un método de investigación que puede llegar a ser poco ortodoxo pero ambos sólo tienen un objetivo: atraparlo.

"Ambos éramos jodidamente buenos cerrando casos, aunque no tan buenos siguiendo las reglas. Cargábamos con más de un apercibimiento por desobediencia, así que habíamos aprendido a cubrirnos. Respecto a seguir las normas... estábamos en ello". 

Tenía unas expectativas muy altas para esta lectura porque no he parado de leer cosas muy buenas desde que salió y eso a veces se la estropea a uno pero vaya si las ha cumplido. No sé si he contado alguna vez que estoy opositando a una de esas oposiciones imposibles que te aparta de todo y de todos y sólo te permite un día libre a la semana y gracias. En uno de esos domingos cogía El Silencio de la Ciudad Blanca y no lo solté hasta que me lo terminé. Hasta comiendo iba leyendo. Me encantó. Y no por una sino por varias razones. Una de ellas, este principio:

Para empezar por su ambientación. Me encantan los libros que usan el lugar en el que ocurre todo como si fuera un personaje más. Nunca he estado en Vitoria pero Eva García ha conseguido que sea un destino prioritario en mi kilométrica lista. Me encanta el norte de España y, después de leer esta novela, me gusta más aún. Me he paseado por las calles de la ciudad, he sido parte de sus fiestas, he visto los mismos murales de las fechadas y hasta he podido aspirar el aire cargado en la Vieja Catedral y en los bosques circundantes. Además se han mezclado algunos detalles que emulan las viejas tradiciones y leyendas del País Vasco, no muchas, pero suficientes para hacer la lectura más interesante.

“A veces es tan sencillo como poner la oreja y escuchar".

Luego, sus personajes. No tiene muchos pero todos muy bien definidos. El protagonista indiscutible es Unai. Un hombre joven, detective con un cierto pasado traumático (la autora no se ha podido resistir al cliché de siempre) pero no le voy a dar mucha importancia porque Unai no se empecina en vivir en el pasado sino que su vida continua. Eso me he gustado, él va evolucionando a lo largo de toda la historia como si fuera una persona real. Luego tenemos otros personajes que complementan su mundo: su compañera Estíbaliz, una mujer fuerte pero débil a la vez, con una personalidad peculiar pero que no conoceremos mucho; Alba, la jefa, una figura clave en todo el libro pero no lo parece y que tiene algunas escenas con Unai que le dan más autenticidad a sus personajes; el abuelo de Unai, al que he cogido cariño enseguida porque me ha recordado mucho al mío, un hombre sabio con buenos consejos; y otros muchos más que logran dibujar un microuniverso muy completo.

"La gente herida es peligrosa, porque sabe que puede sobrevivir".

Esencial para una buena historia: la trama. Esa es otra de las razones que me ha gustado este libro. Está todo muy bien hilado y sin forzar. Todo tiene su lógica y su orden en el aparente caos. ¿Previsible? No creo. Creo que la autora nos va dando herramientas para que sepamos cómo se va a desarrollar el final y si somos unos buenos lectores/observadores llegaremos sabiendo el nombre del culpable. Pero aún y así hay giros a lo largo de toda la historia que modifican muchas cosas que creíamos saber, así que algo de sorpresa está asegurado.

Me ha gustado mucho la prosa de Eva García Sáenz de Urturi, es muy fluida y sencilla. Leer el libro ha sido una delicia, con ese ritmo a medio tempo, ni muy rápido ni muy lento pero suficiente para tenerte en vilo y no poder parar. La verdad es que llegó un punto que pensaba que la autora estaba jugando conmigo porque todos parecían sospechosos y todos tenían oportunidad. Sinceramente no encuentro nada que no me haya gustado, así que estoy esperando que me llegue el segundo con mucha impaciencia. De momento ésta va a ser una de mis mejores lecturas del año.

No es que me creyese un héroe, es que me gustaba dejar el universo como estaba. Sin muertes que ocurrían cuando no tocaban, simplemente eso. Entendía el lógico mecanismo que se escondía tras el orden natural de las cosas, incluso de las muertes: un accidente, la enfermedad, la vejez... Pero nada de tipos retorcidos haciendo trampas para que la Guadaña llamase a la puerta de inocentes antes de tiempo.

Si os gustan las novelas negras, las intrigas y los thrillers ésta es una lectura imprescindible. La autora consigue crear un ambiente sin caer en los estereotipos e introduciendo en el texto detalles que van más allá del típico thriller y que nos recuerdan que no sólo ha escrito novelas de este género. A mi me ha encantado así que no puedo más que recomendarla. Además, he leído por ahí que hasta harán una serie. No sé yo si estará a la altura...



Por Nitha

13 de diciembre de 2018

El lector por Bernhard Schlink

Título: El Lector
Autor: Bernhard Schlink
Editorial: Anagrama
Nº Pág.: 208 pág.
Género: Drama, Histórica
Fecha de publicación original: 1995
Primera edición: septiembre 1997 



Michael Berg tiene quince años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens ... El ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro.
Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de crímenes de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó...


Hoy traigo una de esas lecturas que son un semiclásico y que me he de decidido a leer a raíz del reto Serendipia. El lector es un libro famoso, sobre todo después de ser rodada la película del mismo nombre y, al ser un poco alérgica a esos fenómenos culturales, nunca caigo en el momento sino un tiempo más tarde cuando ya ha pasado el auge que los caracteriza. Por todo eso cuando vi esta novela como una propuesta me la apunté y siento no haberlo hecho antes.

La verdad es que se trata de una historia a priori sencilla: un chico adolescente se ve en apuros en la calle a causa de que le sobreviene un gran malestar y lo auxilia una mujer que pasa por ahí. Él se llama Michel, ella Hanna. Y cuando se recupera un poco de una enfermedad que lo tiene postrado a la cama, a iniciativa de su madre, decide ir a agradecer la ayuda a su entonces anónima salvadora. Y no se sabe bien bien cómo se inicia una relación erótica entre ambos.

Mientras iba leyendo el libro iba pensando a la vez en la idea de qué pasaría por mi cabeza si me lo hubiera leído con quince/dieciséis años. La verdad es que hubiera sido todo un descubrimiento y aunque a mí no me hubiera impresionado sobremanera (a esa edad hasta había leído ya literatura erótica) seguro que a mis compañeros de clase sí. Porque esta novela no trata sólo de la relación entre una mujer adulta y un muchacho sino que hay muchas cosas más por medio. Por ejemplo, a parte de la relación erótica entre ambos se construye una relación basada en la lectura, pues a Hanna le encanta que Michel le lea los libros que toca en clase; incluso le insta a estudiar y a sacarse el curso escolar amenazándolo con el fin de su relación. Hubiera sido un mensaje subliminal bastante potente para un adolescente y más cuando nuestro protagonista se adentra tanto en la literatura que es capaz hasta de escribir poesía preciosa:

"Cuando nos abrimos,
tú a mí y yo a tí,
cuando nos sumergimos,
tú en mí y yo en ti,
cuando nos olvidamos, 
tú en mí y yo en ti.
Sólo entonces,
yo soy yo y tú eres tú."


Es cierto que se trata de una relación "políticamente incorrecta", entre un adulto y un niño (la edad legal en España para mantener relaciones sexuales libres es a partir de dieciséis años) pero me he llegado a plantear si es adecuada. Moralismos a parte creo que el problema reside en el hecho de que un menor de esa edad no es que no pueda involucrarse en algo así sino que no es capaz de asumir sus consecuencias. La narración de Schlink en parte me da la razón. Michel se ve inmerso en algo nuevo que no es capaz de manejar del todo, es algo que lo engulle y sin que él se dé cuenta, lo condiciona incluso de adulto.

Este amor entre ambos termina cuando Hanna desaparece y parece que todo se difumina en el pasado, hasta que nuestro protagonista asiste a unos juicios sobre crímenes de guerra. Ahí es donde se vuelve a reencontrar a Hanna, pero en este caso no como una vecina más, sino como la acusada, la mujer que, siendo guardiana de un campo de concentración, supuestamente dejó morir a muchas mujeres presas. 

"No olvide a Hanna, desde luego, pero en algún momento su recuerdo dejó de acompañarme a todas partes. Quedó atrás, como queda atrás una ciudad cuando el tren sigue su marcha. Está allí, en algún lugar de nuestra espalda, y si hace falta puede uno coger otro tren e ir a asegurarse de que la ciudad todavía sigue allí. Pero ¿para qué hacer tal cosa?"

En realidad nos encontramos con una narración de toda una vida que pone en entredicho el fin del pasado nazi, el cómo una sociedad se enfrenta a esa historia. Da la sensación que el deseo de la población es que se termine de cualquier manera con ese pasado, pero que se termine. No importan los medios solo el fin. Con una narración fluida, con lenguaje sencillo se nos narra el sentimiento de las nuevas generaciones hacia sus padres y hacia aquello y aquellos que no dejan olvidar.

Es una obra muy intimista, profunda en el mensaje que, pese a su corta extensión, le deja a uno cavilando sobre todo el proceso postnazi. Es curioso como hay muchos libros sobre la IIGM, sobre los campos de concentración, sobre el horror y la violencia, sobre el fin de la guerra también, pero muy pocos sobre lo que pasó después con ese horror. Y si los hay, yo no conozco muchos (si me podéis recomendar alguno sería interesante). Esto me recuerda a una entrevista que leí hace mucho a un autor (no recuerdo a cuál) al que le preguntaban por qué los libros acababan con la boda y éste contestaba "porque a nadie le interesan las peleas del después". Pues ese "después" es lo que Bernhard Schlink plasma en este libro de tintes autobiográficos.

"¿Por qué? ¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas?"

Me arrepiento de no haber leído este libro antes. He leído mucho sobre su argumento y cosas muy diferentes, algunos hablaban de las pocas emociones que emanan lo personajes cosa con la cual estoy en total desacuerdo. A veces la falta de emoción es una emoción en sí misma. Hanna puede parecer fría y distante pero no es inconmovible. Desea esconder sus defectos y por ello es capaz de asumir un pasado nazi no del todo verídico. La culpa le pesa pero hasta de ella se sabe proteger. Y Michel es un joven que ha sido también marcado por la culpa, primero por esconder su relación con Hanna y no darle el reconocimiento adecuado y después, durante los juicios, precisamente por haber mantenido una relación con alguien con ese pasado. Al final, toda la novela está plagada de sentimientos, y el principal de ellos es la culpa.

"Luchaba siempre, y había luchado siempre, no para mostrar a los demás de lo que era capaz, sino para ocultarles de qué no era capaz. Una vida cuyo avances eran enérgicas retiradas y cuyas victorias eran derrotas encubiertas."

Hay una tercera parte en la novela de la que nada mencionaré por no estropear a la nadie su lectura pero debo decir que es la parte que más me ha gustado, quizás porque le da una conclusión a las cosas, cierra de un cierto modo el ciclo. Recomiendo encarecidamente esta lectura a los que, como yo, de forma errónea, aún no la habéis tenido en las manos. Es deliciosa a su particular manera.


Por Nitha

10 de diciembre de 2018

Oh... por Philippe Dijan

Título: Oh...(leída en catalán)
Autor: Philippe Dijan
Editorial: Angle 
Nº Pág.: 190 pág.
Género: Novela Negra
Fecha de publicación original: agosto 2012
Primera edición: febrero 2018



Una novela inquietante, un personaje que no deja indiferente. Conocemos la protagonista, Michèle, minutos después de que un encapuchado haya asaltado su casa y la haya violado. Después de descartar la denuncia policial decide que si el agresor vuelve, la encontrara preparada para enfrentarse a él. Narrada en primera persona, poco a poco conoceremos el entorno y la vida de Michèle. Profesional exitosa, mejor amiga de su socia, amante del marido de ésta, con un ex marido llorón, un hijo que no está a la altura de las expectativas, una madre a punto de casarse con un hombre mucho más joven que ella y un padre en la prisión por un espantoso crimen cometido hace años. Una historia absorbente, con una estructura de novela negra pero llena de ironía y humor, sobre la parte oscura que habita en todos nosotros y que no siempre somos capaces de entender. Una protagonista que despierta en el lector sentimientos contradictorios, pero que posee la firme voluntad de controlar las riendas de su vida, aunque sea de maneras poco ortodoxas.

 

Muchas veces busco en mis lecturas aquello que me falta en la vida real y me he dado cuenta de que una de las cosas que más me inspiran son esos personajes femeninos fuertes e indoblegables, con una resiliencia que va más allá de lo natural. Michèle, nuestra protagonista de hoy, es de esas. Deja huella y convierte este libro en un imprescindible. Pero empecemos por el principio...

"Oh...", la expresión que da título a esta novela y con la que termina, nos cuenta treinta días en la vida de Michèle, una mujer con mucho éxito en la vida profesional y mucho caos en la personal. Junto con su amiga Anna dirige una agencia de producción pero eso la hace tener que soportar a su ex marido Richard, un guionista mediocre con aires de grandeza, que no para de atosigarla con su obra. Ambos tienen un hijo, Vincent, un niño en el cuerpo de un hombre que ha empezado a salir con una mujer embarazada de otro. También está Robert, el marido de Anna y amante de Michèle. Y para ponerle la guinda al pastel de su vida personal nuestra protagonista es hija de una mujer que busca jovencitos y se viste provocativamente y de un hombre encarcelado hace media vida por ser un asesino en masa de niños.

Con un panorama así está claro que la vida de Michèle no es fácil. Para empezar, ya en su adolescencia/ juventud tuvo que soportar mucho a causa de los crímenes de su padre. Eso la ha curtido, le ha enseñado su propia capacidad de sobrevivir y enfrentarse a esa muchedumbre que pedía muerte a la mujer e hija del criminal. Pero de eso hace más de veinte años y ahora Michèle se enfrenta a algo diferente: un encapuchado ha entrado en su casa y la ha violado.

“Me cuesta horrores creer que me haya pasado una cosa así con este cielo tan azul, con este tiempo tan bueno”

Destaca la frialdad o el pragmatismo con que la protagonista se enfrenta al hecho. No llama a la policía, no lo denuncia, se lo cuenta a muy pocas personas y lo hace días después de que haya pasado. Esto, que puede parecer muy extraño, es bastante lógico debido al mal recuerdo de su relación con las autoridades. Michèle es una mujer práctica: no se lamenta sino que decide prepararse para el caso de que el violador vuelva y quiera repetir su hazaña. Cambia cerraduras, duerme con un cuchillo, se comporta no cómo una víctima sino como un depredador. Y reflexiona con frialdad sobre lo que le ha pasado:

"Me lo he pasado peor con hombre que había escogido yo libremente."

Esta capacidad de ser tan analítica nuestra protagonista lo aplica a toda su vida. El autor nos describe el microcosmos familiar con unas relaciones incorrectas y reacciones que pueden dar lugar a valoraciones morales adversas. Michèle es una mujer fuerte que se enfrente a diario a hombres con mucho ego, hombres que acaban siendo débiles. Y eso no sólo en la vida profesional sino también familiar. Asistiremos a cómo en esos treinta días el panorama familiar muta completamente y se transforma.

Se trata de una narración continua, sin divisiones. No hay capítulos, no hay separaciones. Como si estuviéramos 190 páginas en la cabeza de Michèle. Pero la lectura flue, el lenguaje es sencillo. Eso, junto con la constante presencia de diálogos hace ameno el rato que uno pasa con la narración. Se hace fácil juzgarla por los conflictos entre deseo y razón que se le presentan, sobre todo en lo que se refiere a su "aventura" con el violador, pero a la vez es fácil comprenderla. El autor, siendo hombre, nos dibuja un personaje femenino muy completo, con luces y sombras, que soporta muy bien todo el peso de toda la obra y que hace imposible no identificarse con ella en algunos aspectos. Michèle me ha cautivado y además ciertos aspectos de su personalidad me gustaría hacerlos míos.

"Nos ofrecimos un espectáculo el uno al otro. Nos enseñamos nuestras peores caras, nos mostramos viles, mezquinos, odiosos, abyectos, perdidos, caprichosos según la situación y no ganamos nada -en todo caso perdimos autoestima, según él, y estoy de acuerdo. Dejar a alguien requiere más valentía de lo que mucha gente piensa -a menos que sea uno de esos zombies con el cerebro aplastado, uno de esos pobres espíritus que te encuentras a veces-. Cada mañana me despertaba y no me sentía capaz, y los últimos días me los pasaba llorando. Me hizo falta mucho tiempo. Tres días, tres largos días y tres largas noches para arrancarnos el uno del otro (...).

Es imposible leer este libro y que no te toque la fibra sensible por algún lado porque no te dejará indiferente. Es para mí una de mis mejores lecturas del año y quiero más personajes así: que se equivoquen y acierten pero que lo hagan porque creen en sus decisiones. De lectura imprescindible.



P.D.: para aquellos que no están convencidos decir que hay una adaptación cinematográfica del año 2016 con el título "Elle", con Isabelle Huppert como protagonista y dirigida por Paul Verhoeven. No la he visto pero por lo que he leído es una adaptación fiel al libro y además fue nominada al Óscar a la mejor actriz. Ganó otros muchos premios como el Globo de Oro y el César.

P.D. bis: yo he leído una edición en catalán y me he tomado la libertad de traducir la sinopsis y las citas de esta reseña. Si os apetece haceros con esta novela la editorial Fulgencio Pimentel la ha reeditado en febrero de 2018. Aquí os dejo el enlace.

Por Nitha