Editorial:
Planeta
Nº de páginas: 560
Género: novela negra
1ª Edición: abril 2014
Jurek Walter es considerado uno de los asesinos en
serie más peligrosos y mortales de la historia. La policía nunca ha podido
resolver sus crímenes ni dar con sus víctimas. Pero cuando trece años
después, el joven Mikael Kohler-Frost, una de las víctimas secuestradas por
Walter y que ahora tiene 23 años, aparece una noche, gravemente desnutrido y
desconcertado, caminando por unas vías de tren en plena nevada, el comisario
Joona Linna y su equipo no dudan en retomar el caso decididos a darle máxima
prioridad. Mikael afirma que su hermana, también secuestrada, sigue viva.
Linna está ahora más convencido que nunca de que
Walter ha contado siempre con un colaborador; pero en esos momentos se
encuentra en un callejón sin salida. La única opción viable para
desenmascarar al cómplice es que alguien hable directamente con el temible
asesino. Pero éste no teme el dolor de las torturas y psicológicamente tiene
una fortaleza de hierro, así que deciden infiltrar a la agente Saga Bauer en
el módulo de seguridad del psiquiátrico con la misión de ganarse la confianza
de Walter y descubrir la identidad de su sicario.
El duelo entre la atractiva policía y el criminal
será realmente escalofriante.
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“Es plena noche y una cortina de nieve entra con fuerza desde el mar. Un hombre joven cruza una vía de tren elevada, en dirección a Estocolmo. Tiene la cara pálida. Sus tejanos están acartonados por la sangre congelada. (…)La sangre caliente corre por el antebrazo izquierdo del hombre hasta la palma de su mano y gotea desde las puntas de los dedos. (…)Su nombre es Mikael Kohler-Frost. Lleva trece años desaparecido y hace siete que lo dieron por muerto.”
Así empieza este escalofriante
thriller que te tiene en vilo desde el principio hasta el final.
Pero antes de escribir mi opinión
al respecto, hay dos cosas que me gustaría remarcar. La primera es que tengo la
mala costumbre de leer algunas sagas desordenadas. Me pasa con los libros y las
películas y es lo que me ha pasada en este caso. El hombre de arena es el
cuarto libro del matrimonio de periodistas que, bajo el seudónimo de Lars
Kepler, le han dado vida al comisario Joona Lina. Aunque por lo que he leído
más tarde las cuatro novelas son independientes entre sí y se pueden leer en el
orden que uno prefiera, pero como cualquier personaje Joona evoluciona y hay
ciertos matices de su carácter que no se entienden. Yo que me he leído solo el
cuarto libro, me imagino que algo tendrán que ver los tres anteriores. Tengo la
intención de en un futuro próximo atacar las tres novelas predecesoras, así que
ya os lo contaré.
Pero en mi caso no fue así. La
segunda cosa que os quería decir es que El hombre de arena cayó en mis manos
por puro accidente y también por pura casualidad me lo leí en nada de tiempo.
Está estructurado en capítulos cortos, como les gusta a nuestros vecinos
nórdicos, y es ideal para llevar en el bolso y leerte un capítulo en el tren,
en el descanso del café, en los dos minutos que uno le dedica a cualquier cosa.
Este es un libro de casualidades
para mí, porque también hice algo que nunca suelo hacer: leer una reseña de
este libro antes de escribir la mía en los mil blogs que me encanta chafardear.
No lo hago para no contaminar mi opinión pero esta vez sí lo hice y me encontré
que El hombre de arena o encanta o provoca odio.
A mí me gustó. Me gustaron sus
personajes, algunos muy explorados y otros no. Me gustaros los giros de la
historia. Me gustó la trama porque consigue ese efecto de no imaginarte el
final, de dudar de que aquello podía acabar bien. Porque en algunos momentos
los autores Kepler (que en realidad no se llaman así) me parecieron de esa clase de autores que eran capaces de
matar a cualquiera, a diestro y siniestro. Pero os dejaré que lo descubráis
vosotros mismos.
“Un escalofrío le sube por la espalda y le recorre los brazos. Con el corazón a galope y la adrenalina aumentando en su sangre da media vuelta.”
Desde luego que es una novela que
vale la pena coger entre las manos, pero tengo que confesar que aunque es muy
buena, me faltó algo. No sé qué es exactamente. ¿Demasiada tragedia? ¿Ningún
tipo de guiño de esperanza? ¿Miseria absoluta? ¿Demasiada crudeza? No lo sé.
Quizás solo fue que en los dos últimos párrafos (repito: dos últimos párrafos)
los autores decidieron dar un giro inesperado a todo y me dejaron releyéndolos
y buscando, como si yo fuera el comisario, pistas que no encontré y que
hubieran sido el punto que me faltó. No lo sé. Leedlo vosotros y haber qué os
parece. Porque a mí me ha dejado sin palabras.
Me gustaron los personajes, hasta
Jurek Walter (el asesino) me cayó bien. Para ser el malo es muy tranquilo y eso
hace que te lo creas capaz de todas las maldades del mundo. Su calma es inquietante
y es muy inteligente. En un momento consigue enviar una carta, vía uno de los
trabajadores del centro psiquiátrico de alta seguridad en el que está recluido,
que es aparentemente inofensiva. Parece dirigida a su abogado pero nada es lo
que parece en este libro y todo tiene un doble sentido, literalmente.
“Empieza a dar tirones a la manija, empuja la puerta, tira otra vez. Está cerrada. Está a punto de desplomarse, desesperado, en el suelo. De pronto, oye unos pasitos muy suaves a su espalda, pero no se atreve a mirar.”
Y si algunos se preguntan ¿Por
qué El hombre de arena? ¿Por qué ese título? Pues en realidad es porque El
Hombre de arena es un relato escrito por E.T.A. Hoffman publicado en 1817 en un
libro llamado Cuentos Nocturnos y que es la base de toda la novela. El
secuestrado Mikael conocía ese cuento por su madre y según él mismo, el hombre
de arena echa arena a los ojos de los niños para que se duerman. Lo mismo pasa
con nuestro asesino, duerme a las víctimas en un santiamén y todo el mundo lo
llama El hombre de arena.
Y una vez desvelado el misterio
del nombre del libro, os recomiendo que os sumerjáis en el misterio de Joona
Lina y compañía, pero con la luz encendida.
“De pronto, tiene la sensación de que alguien lo sigue. Podría quedarse encerrado (…). Se da la vuelta y ve que la gran puerta se está cerrando (…). Joona empuja la puerta con el hombro, desenfunda el arma otra vez y sale a la oscura antesala.Allí no hay nadie.El hombre de arena se ha movido en asombroso silencio.”
Por Nitha
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