Editorial: Malpaso Ediciones
Nº Pág.: 340 pág.
Género: Ensayo
Primera edición: abril 2016
Kate Bolick creció pensando que acabaría casándose.
Incluso tenía una fecha límite para hacerlo: los treinta años. Se concedió
hasta entonces para estudiar, experimentar y decidir qué hacer con su vida
profesional. Sin embargo, cuando llegó a la treintena ese deseo de casarse se
había evaporado. Una nueva década cargada de ambiciones se abría ante ella. Y
el matrimonio se convertía en una molestia. K. Bolick no ha escrito un libro
de autoayuda ni una guía inspiracional. A través de su mirada y de su
experiencia consigue explicar cómo la literatura de Edna St.Vincent Millay,
Maeve Brennan, Edith Wharthon, Neith Boyce y Charlotte Perkins Gillman la
ayudaron a apasionarse, a no buscar en los demás sino en ella misma, a vivir
como una mujer que no necesita de nadie para construir su identidad.
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Me hace mucha ilusión reseñar este libro y exactamente no puedo decir por qué. Supongo que es una combinación de varias razones que, de hecho, son las cosas que más me han gustado de este ensayo. Y empieza por una de ellas, las citas que se incluyen en sus páginas:
"Está el vestíbulo, por el que pasa todo el mundo cuando entra y sale; el salón, donde se reciben las visitas formales; la sala de estar, donde los miembros de la familia van y vienen a su antojo; pero, más allá, mucho más allá, hay otras habitaciones, los pomos de cuyas puertas quizá nunca se giran, nadie sabe el camino para llegar a ellas, nadie sabe dónde van; y en la habitación más recóndita, la más sagrada entre las sagradas, el alma está sentada y espera unos pasos que nunca llegan."
En primer lugar, como ya habréis comprobado en los posts, no suelo leer géneros distintos de la novela y éste libro es un ensayo, con lo cual ya estamos ante una novedad. Y eso es una de esas cosas que me han parecido muy originales: la propia estructura del texto. Estamos ante una especia de autobiografía de Kate Bolick pero centrada en el tema de la soltería. Vamos navegando por su vida, desde que es una veinteañera hasta que llega a la cuarentena, y descubrimos a aquellas mujeres que durante esos años han sido una inspiración para nuestra autora, empezando por su propia madre.
Eso nos permite descubrir diferentes épocas de la vida de la autora, con sus consiguientes relaciones tanto sentimentales, de amistad e incluso su propio estilo de vida. Pero antes de pasar a visitar a cada una de ellas, mención aparte se merece el Prefacio, que trata el tema de la soltería femenina aportando curiosos datos históricos desde finales del siglo XIX y de todo el XX. También nos cuenta el por qué del título "Solterona", una palabra con claros tintes negativos pero que al final una le coge cariño, cuando se da cuenta de la realidad de su origen y significado. Y hasta allí voy a contar.
"Todas sabemos que un cuerpo en la cama puede ser lo más solitario del mundo, pero sigo sin creer que siga prefiriéndolo a él por encima de todas las cosas. No tiene sentido."
Pero señores, allí no acaba lo mejor de este libro. Lo mejor para mí, es que es un libro sobre libros, o un libro sobre los autores y sus libros, o, mejor aún, un libro sobre algunas de las más importantes autoras del cambio de siglo, sus vidas y su obra. Y eso es muy raro en el día de hoy. Lo cierto es que leyendo "Solterona" me he dado cuenta lo poco que sé sobre la literatura de esa época y lo poco que se tiene en cuenta a autoras tan reconocidas como Edith Wharton.
A continuación Kate Bolick le dedica un capítulo a su madre, Nancy O'Keefe Bolick, lleno de una ternura terrible y poniendo de manifiesto lo difícil que puede llegar a ser una relación tan cercana, la cantidad de palabras no dichas, y sobretodo ¿realmente sabemos quiénes son nuestras madres? Pensando en la mía me he dado cuenta que sé muy poco de su vida y lo intuyo casi todo. ¿Qué si querré saberlo algún día? Bueno, según Kate Bolick, sí.
Y después de su progenitora Kate conoce a Maeve Brennan, mujer fascinante y tan llena de demonios que te hace reflexionar sobre tu propia cordura; Neith Boyce, ¿se puede ser solterona, estando casada? Pues por lo visto sí; Edna St. Vincent, la poetisa delicada y con una voluntad y rutina férrea; Edith Wharton, la novelista desconocida; y Charlotte Perkins Gilman, la socióloga visionaria, como la califica Kate Bolick. Vamos entrando en la vida de cada una, conociendo su día a día, su estado emocional, sus deseos de soltería y un largo etcétera.
"El mundo entero está lleno de senderos transitados que llevan a los santuarios de la soledad."
A lo largo de cada uno de los capítulos descubrimos a Kate y a sus "despertadoras", como las llama a ellas. Tengo que reconocer que alguna vez me he perdido en sus párrafos y que no es una lectura para todos los públicos. Exige esfuerzo y atención, sólo apta para aquellos a los que el tema de la soltería, la literatura y la locura transitoria no les asusten unidos en un solo texto. Os invito a probar este nuevo estilo, sólo por probar algo diferente...
Por Nitha
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