9 de agosto de 2018

En estado salvaje por Charlotte Wood

Título: En estado salvaje
Autor: Charlotte Wood
Editorial: Lumen
Nº Pág.: 256 pág.
Género: Distopía, Crítica social
Primera edición: octubre 2015


Te preguntas dónde estás,
pero lo que de verdad importa
es saber qué eres.

Diez mujeres atrapadas en medio de la nada. Una novela que cuestiona el papel de la mujer en la sociedad. Perturbadora y difícil de olvidar.

Son diez, y al despertarse una mañana descubren el horror: alguien las ha drogado y trasladado a un lugar siniestro en medio de la nada. Están encerradas en barracones oscuros, llevan unas túnicas de algodón basto, unas botas viejas y el pelo rapado.

Van atadas como animales, caminan sin descanso a las órdenes de sus captores, y al volver les esperan un cuenco de papilla amarillenta y un vaso de agua sucia. No hay luz en el barracón ni conexión alguna con el mundo exterior; el silencio solo se rasga con el canto enloquecido de los pájaros por la noche.

Son diez, diez mujeres jóvenes que fueron muy hermosas. Hace poco seguían las últimas tendencias de la moda, y ahora intentan saber qué pasó, dónde están y cómo salir de esta pesadilla. Preguntan, intentan averiguar, seducir a quien haga falta, pero la verdad tarda en llegar. ¿Vale la pena esperar?

Al hilo de la mejor tradición literaria, con ecos que nos recuerdan las escenas más impactantes de El cuento de la criada y El señor de las moscas, Charlotte Wood ha escrito una novela hipnótica que nada tiene que ver con un futuro lejano. Estas diez mujeres podrían estar hoy aquí. Es más, podrían ser cualquiera de nosotras. Quien avisa no es traidor.


Sinceramente no sé en qué momento ni donde supe de la existencia de este libro. Lo único que recuerdo es que después de leer la sinopsis se me quedo metido entre ceja y ceja y solo sabía que quería leerlo. Y es que me parecieron tan duras las palabras con las que la editorial nos presentaba la novela de Charlotte Wood que me dieron ganas de torturarme con esas páginas ya que algo me decía que no me arrepentiría.

Nos encontraremos con un lugar indeterminado pero caluroso, un lugar abandonado que parece haber sido una granja o una fábrica o algo por el estilo. 10 mujeres han sido raptadas o engatusadas por personas indeterminadas y todas ellas despiertan en unos cubículos, con síntomas evidentes de haber sido drogadas. A partir de ese momento serán sometidas a numerosas humillaciones, vejaciones, malos tratos físicos por parte de sus captores: dos hombres y una mujer. Son muchas las mujeres raptadas pero dos son nuestras narradoras: Yala Kovacs, y Vera Wood. Ambas se encuentran poco después de despertarse. Vestidas con ropas ásperas, despojadas de sus cosas y calzando unas botas viejas no saben dónde están, no saben qué les espera, no saben si pueden confiar una en la otra. Toda la novela es angustiosa y difícil de masticar y todo eso comienza desde este buen principio.

A partir de este momento los dos hombre, magnánimos en sus papeles de tiranos, someten a las chicas a la pura y dura esclavitud. Les rapan el pelo, las despojan de cualquier signo de feminidad y delicadeza, las golpean, hieren, azotan y las hacen mover piedras para construir una carretera para que un día determinado lleguen los mandamases de una compañía llamada Hardings International, supuesta patrocinadora de este encierro. Se establece un statu quo en el que las chicas se preguntan por qué están allí. Todos nos preguntaremos qué crimen debieron cometer para merecer este castigo. Y la respuesta es simple: ninguno pero, casualmente, todas están relacionadas con algún escándalo sexual, todas tienen ciertas ansias de fama hasta el punto de plantearse que este encierro no es más que un programa de telerealidad, un realityshow o así lo desean. Y la guinda del pastel: no pueden marcharse, están rodeadas de una valla metálica electrificada.

"(...) le dio un empellón en la espalda con sus manos fuertes y gritó: "La siguiente" mientras la obligaba a pasar por otra puerta, y Yala pasó dando tumbos, igual que una oveja cayendo por una rampa bajo la luz deslumbrante, a la mierda y terror del aprisco, hasta que se vio en otra habitación. Llena de chicas calvas y asustadas".

Si habéis leído la sinopsis más arriba, ya en la contraportada se compara este libro con El cuento de la criada. No he querido hacer esta reseña sin haber leído antes esta última novela porque sólo con ver la serie ya no me parecían comparables. Para mí El cuento de la criada (espero reseñarlo en breve) es eso, un cuento, una distopía que podría pasar si se dieren ciertas circunstancias y elementos en una combinación perfecta, casi como en todas las distopías. En cambio En estado salvaje es una novela sobre una historia que pasó, pasa y pasará, que se basa en el estereotipo de la mujer como objeto sexual, en una sociedad que aún tiene que avanzar en ciertos aspectos. De hecho, hace poco leí una entrevistan con la autora en la que declaró que al escribir En estado salvaje se inspiró en una historia real, que pasó en Nueva Gales del Sur (Australia), en los años sesenta, cuando existió "una cárcel de mujeres donde castigaban brutalmente a las presas. A muchas las metían acusadas de vagas o por tener mal carácter".

Es obvio que Charlotte Wood no ha pretendido crear una distopía sino hacer una crítica social. Por un lado tenemos el papel de los hombres captores que no saben manejar el poder sin ser crueles. Pretenden tener autoridad, ser superiores a sus presas pero todo se acaba reduciendo a las ansias de poder y dominación a través del sexo. Por otro lado, la mujer captora, Nancy, representa el papel de la "traidora a su género", celosa en secreto de las cautivas pero disfrutando con sus desgracias y de su superioridad respecto de ellas. Y por último tenemos al "pueblo llano", a las maltratadas, más numerosas que sus celadores, consientes de que pueden dominarlos pero por alguna razón no son capaces de ponerse de acuerdo, todo lo contrario, buscan pisar a las demás para sobresalir y ser la favorita.

"Las chicas veían como Teddy utilizaba a Nancy. Era asqueroso, como todos los hombres, convenían. Eran los hombres quienes empezaban las guerras, quienes cometían las matanzas, las violaciones y mutilaciones.
–Imaginad si las mujeres dirigieran el mundo –suspiró Izzy.
Se hizo el silencio.
–Pero a mí me gustan los hombres –musitó Rhiannon. Todos los rostros se volvieron hacia ella, así que añadió a toda prisa–: No estos, claro.
–Imaginad como sería este sitio si estuviéramos solo nosotras –dijo Barbs.
Las demás lo pensaros en silencio.
–Aún estaría Nancy –dijo por fin la vocecilla de Joy.
–Y Hetty –dijo Maitlynd.
Se estremecieron."

En estado salvaje es una novela incómoda, dura y que en muchas ocasiones te hace revolver el estómago. No es apta para todos los públicos ni para todos los momentos. Reconozco que en ciertos pasajes lo pasé mal y las descripciones a veces pueden ser demasiado gráficas. No se escatima en el lenguaje llano pero a la vez directo, ningún aspecto se ve suavizado. En varios momentos tuve que dejar de leer pero en ningún momento lo quise dejar. Lo cierto es que en general tengo que decir que me ha gustado pero creo que la novela es demasiado extensa, desde mi humilde punto de vista creo que la última parte se alarga demasiado y ya no aporta nada nuevo. Aún y así lo recomendaría pero haciendo todas estas advertencias que dejo en este párrafo.



Por Nitha

2 comentarios:

  1. Pues me has picado y mucho. Qué pena que la última parte se haga un poco extensa, pero parece que el libro vale la pena.
    Besotes!!!

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    1. Si te gusta leer novelas alternativas que están un poco fuera los típicos cauces literarios seguro que te va a gustar. Hace reflexionar mucho. Besotes!

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